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Entrevista en El diario de la Educación

Hola amig@s, recientemente me hicieron una entrevista en El diario de la Educación con motivo de mi libro «Cine español, infancia y memoria histórica. Propuesta didáctica». Comparto el enlace a través del cual podéis acceder a la misma:

“Me llama la atención la ausencia de alfabetización mediática en chicos de 12 o 13 años”

Un saludo,

La lengua de las mariposas

La libertad es el principal valor democrático que nos transmite el escéptico maestro Don Gregorio en este discurso, encarnado por Fernando Fernán Gómez. Sus palabras divulgan aprendizaje y fundamentalmente conocimiento: “si conseguimos que una generación crezca libre en España, ya nadie les podrá arrancar nunca la libertad. Nadie les podrá robar ese tesoro”. En ese momento, un padre junto a su hijo salen de la sala. Padre que intentó comprar al maestro con un pavo, para que se esmerase más en la educación de su hijo. Padre que cree que con dinero se compra todo.

Todos se levantan, aplauden en señal de reconocimiento hacia sus enseñanzas, respetan y admiran su trayectoria profesional en el pueblo. Pero serán los mismos que les insultarán por la calle en la última secuencia. Tanto a él como a sus compañeros republicanos, con los que defiende la democracia, por su defensa de aquella libertad, aquel tesoro y valor democrático que finalmente será aplastado por el franquismo Irán en su búsqueda y serán arrestados al terminar la guerra. Termina la escena con las palabras: “y ahora ustedes a volar”. Volar en señal de la libertad, el aprendizaje y abrir las mentes a la vida.
El pequeño, en el vídeo anterior observa al maestro con admiración y baja la mirada. Se verá obligado a mentir y callar que su padre le regaló un traje, porque de lo contrario serán también arrestados.

Una reflexión de cómo nos dejamos llevar por nuestro alrededor y hacer lo que los demás hacen, aunque no estemos de acuerdo, por miedo a la muerte, al rechazo, a ser arrestado, miedo a llevar la contraria al régimen impuesto. Una serie de miradas se cruzan entre los padres. El padre que salió de la sala en el vídeo anterior con el padre del chico, miradas de compasión y odio; así como ambos padres del chico, con miradas de dolor y negación.
Todos los presentes insultarán a quienes van saliendo del lugar: “traidores, rojos, ateos, criminales, chulos, granujas…”. Al final, sale el maestro con signos de debilidad, la familia del protagonista hará lo mismo que la gente de su alrededor: insultar y degradar al maestro Gregorio. Un maestro fiel a los valores de la República, pero los vencidos irán ahora a por él, por haber defendido la libertad. El padre de Moncho, le gritará “asesino, anarquista, cabrón, hijo de puta”, entre lágrimas.
La madre incita a Moncho a que le grite, y éste se resistirá, con mirada de dolor, pero el pequeño pronunciará: “ateo, rojo”, al instante que el rostro del maestro cambiará y se mostrará pasmado, apenado. Moncho corre detrás del camión, varios niños cogen piedras para tirárselas a quienes van subidos. Moncho seguirá con los insultos: “tilonorrinco, espiritrampa”.

Violencia audiovisual

La violencia es cualquier acto violento, sea golpe o palabra. ¿Por qué giramos la cabeza ante una escena de miedo o violencia? La guerra, el asesinato, la tortura, los fenómenos paranormales… Estas imágenes tienden a provocarnos atracción/repulsión. Por un lado, tenemos interés en verlo, pero por otro lado, tal violencia nos repele, nos provoca una sensación desagradable. Estos sentimientos se acrecientan sobre todo en el cine violento ya que es un tema con el que no empatizamos en la vida real por el sufrimiento que nos produce. En cada género, la violencia adquiere una personalidad independiente: terror, drama, guerra…

Las imágenes son la materia prima de todo esto, a través de ellas llegamos al espectador. El problema está delante de la pantalla, donde se sitúan los espectadores. Espectadores de diferentes rangos de edad, que realizan diferentes interpretaciones sobre las imágenes que están viendo. Lo que puede repercutir en su comportamiento y en su evolución psicológica, sobre todo en los menores de edad que no son muy conscientes de lo que ven. Se han visto varios casos de niños que se han lanzado por un balcón, a intentar volar para imitar a Superman o a Mary Popins con un paraguas, niños que murieron al imitar la ejecución de Sadam Hussein al ver vídeos en Internet de su ahorcamiento. Ante este escenario actual, podemos preguntarnos ¿Quién tiene la culpa de las imágenes que visualiza el menor?, ¿La tendrán los padres por dejar el mando al niño sin controlar el horario ni la programación? ¿Tendrá la culpa la propia cadena por programar contenidos violentos en horario de protección infantil? La sociedad en su conjunto ignora las normas que regulan la programación y la educación audiovisual. Unos por desconocimiento y otros porque no les interesa.

La calidad de unos contenidos no está en la cantidad de audiencia, sino en cumplir con los deberes de informar, formar y entretener. Sin embargo, se rigen por otra serie de criterios, que económicamente es lo que más vende y lo que suma más audiencia. Pero el entretenimiento no puede basarse en gritos, faltas de respeto, comer delante de una cámara como si se estuviera en el salón de casa, hacer “edredoning” en un show televisivo que ven millones de personas. Además de otra serie de actitudes denigrantes, pero que a la gente le produce morbo o le agrada de alguna manera. Sin embargo, esto para un niño de 8 años es violencia. La mayoría de ciudadanos ven lo que le ponen en pantalla. Se sientan a ver qué le ofrecen. Ahí está el problema, en la educación, la gente no está educada para exigir programación de calidad que le pueda aportar lo que debe aportarle la televisión: información, formación y entretenimiento.

Desde la infancia, en los colegios, igual que se enseñan las matemáticas, inglés o ciencias, hace falta alfabetización mediática. Igual que nos exigen cumplir en el trabajo, si no nos vamos a la calle, nos rebajan el sueldo…, debemos exigir a los medios audiovisuales una programación de calidad, basada en principios éticos y morales, que de verdad cumpla las funciones de informar, formar en entretener. A pesar de ello, la sociedad se deja. A la sociedad le exigen trabajar, que rindan al máximo, arrimen el hombro hasta no poder más, llegando a ser explotados, como están haciendo muchas empresas con la excusa de la crisis, pero los ciudadanos no exigen programación de calidad, se sientan y ven lo que otros le programan en la pantalla.

Ante este panorama, es normal que los jóvenes se están sintiendo decepcionados del medio televisivo y acuden al medio de Internet, porque tienen lo que quieren, cuando quieren. Aunque, los menores, sin control de horario ni de contenido violento, sufren y sufrirán importantes trastornos de comportamiento y en el rendimiento académico, si los agentes sociales no se conciencian con que las actitudes y contenidos que nos muestran los medios audiovisuales actualmente no son propias de una sociedad civilizada.

 

La naranja mecánica y el condicionamiento clásico

“La naranja mecánica” es una película dirigida por Stanley Kubrick. Gran repercusión social y ultraviolencia explícita y extrema caracterizan a esta película. Este filme no pudo ser visto en Reino Unido hasta después de que este director falleciese en 1999.

La historia comienza en un bar lácteo denominado Korova, en el que Álex, Pete, Georgie y el Lerdo consumen leche-plus, una leche con velocet, synthemesco o drencrom, que los prepara para recurrir al uso de la ultra violencia. Al salir de este bar, se encuentran a un señor por la calle al que proceden a golpear, le quitan la ropa y destrozan sus libros, sin ningún motivo aparente, robándole su dinero y utilizándolo para comprar alcohol.

Paseando cerca de una central eléctrica, hayan a cinco muchachos intentando violar a una joven, pero no les llama la atención hasta que descubren que se trata de una pandilla rival cuyo cabecilla es Bilyboy. Ambos grupos comienzan una pelea y la joven huye asustada.

Luego, el grupo inicialmente descrito consigue entrar en una lujosa vivienda, donde golpean a un señor mayor, lo atan y posteriormente violan a su esposa. Tras la agitada noche, retornan al bar lácteo como si nada hubiese pasado, donde se produce una discusión entre los jóvenes, porque Álex golpeó al Lerdo al insultar a una chica que estaba cantando la Oda a la Alegría de Friedrich Schiller, junto a la música de Ludwig van Beethoven. A la mañana siguiente, un asesor postcorrectivo interroga a Álex amenazándolo con que lo agarrarán pronto. Al salir de aquí, se dirige a un local donde venden material musical, y a la vez que espera, observa a dos niñas menores, de unos 10 años, comprando música pop, a quienes coge y las lleva a su casa, las emborracha y las viola. Posteriormente, sus dragos lo atacan por el papel de líder que ha asumido y les responde con una paliza para mostrar su liderazgo. Entre todos, lo convencen para entrar en una casa en la que vive una mujer con mucho dinero y amante de los gatos. El joven entra y se enfrenta a ella llevándola a la muerte con una estatua con forma de pene que decora la casa. Salen corriendo del lugar, dejando a Álex que será capturado por la policía. No obstante, aunque sea de corta edad, entra a prisión. Aquí, se une a una ideología religiosa y así tener acceso al equipo de sonido para oír música clásica.  Al estar un par de años en la cárcel, destaca por su buen comportamiento y tras recibir una visita del ministro del interior del país, se ofrece voluntario para recibir un tratamiento psicológico llamado Ludovico.

Para experimentar con este tratamiento, es llevado a un recinto donde tiene todo tipo de comodidades. Le inyectan un medicamento que le induce a vomitar tras cada comida. Luego es llevado a una sala amplia, una especie de sala de cine, donde observa en una pantalla una serie de imágenes de ultra violencia, con música clásica de fondo. A causa del tratamiento que le inyectan, asocia la sensación de malestar con los vídeos que le exhiben de ultra violencia y la música clásica. Por tanto, la violencia y la música de Beethoven le producen un gran malestar emocional.

Tras todo esto, es liberado de la cárcel. Vuelve a su casa, pero sus padres parecen que lo han sustituido por un inquilino, a quien aparentemente parecen querer más que a su propio hijo. Por tanto, decide irse de su hogar y camina por las calles sin rumbo fijo. Se encuentra a un mendigo a quien él no conoce, pero Álex es reconocido por el mendigo, y tanto éste como quienes lo acompañan lo golpean hasta que llega la policía.  No obstante, los policías que llegan son más que conocidos para él: se trata de sus ex amigos, el Lerdo y Billyboy, quienes lo llevan a un bosque y le propinan una paliza, hasta que casi lo ahoga.

Así pues, Álex busca un lugar en el que le presten socorro y encuentra la misma casa del principio, donde vivía el señor a quien violentó tiempo atrás, que estaba en silla de ruedas.  El joven, muy bien recibido por el escritor, quien no lo reconoce en un principio, es descubierto cuando canta en la bañera la misma canción que tarareó cuando violaba a su esposa años atrás. Por tanto, le da de beber un vino con medicación, para dejarlo dormido y llevarlo al desván.

Tanto el escritor, como otros sujetos relacionados con la campaña de desprestigio al gobierno, usan la música de Beethoven para que el chico se suicide tirándose desde el desván y culpar así al gobierno de los métodos de re-educación a los que Álex fue sometido durante el tiempo que estuvo en prisión, para que el actual gobernante no sea reeligido.

Precisamente la película se caracteriza por extremas y perspectivas audacias de experimentación formal: acelera y ralentiza el tiempo de la historia, utiliza varias veces la cámara en mano, recurre al collage, incluyendo fragmentos de otras películas, anticipa la técnica del videoclip y engendra el género de las películas ultra violentas. Además, el sonido es utilizado de forma importante para ser asociado a determinados estímulos en el protagonista, a la vez que mueve emociones e impacta al espectador de alguna manera.

El trasfondo trascedental más importante que esta película plantea es el uso de una técnica psicológica para cambiar un comportamiento de un ser humano. La técnica de Ludovico, tal como es nombrada y presentada en los medios de comunicación en la obra cinematográfica, es un tratamiento basado en el condicionamiento clásico.  Tratamiento que consiste en equiparar un estímulo incondicionado: una droga que produce vómitos, con un estímulo condicionado como lo son una serie de imágenes sexuales y de ultra violencia. En definitiva, la presentación del estímulo condicionado, las imágenes, y la música asociada a ellas provoca esa respuesta condicionada como supone ese malestar físico. De manera que Álex consigue curarse del tratamiento gracias a un proceso denominado Inundación (flooding): al presentarse la música clásica, sin haber tomado la droga, la respuesta de malestar físico se extingue.

Hay diferentes tipos de violencia que se puede ejercer, como por ejemplo: persona-persona, persona-grupo, persona-Estado, Estado-persona, Estado-grupo, Estado-Estado. Aquí vemos en un principio, que Álex emprende la violencia con personas anónimas, luego con grupos, pero después el rol se cambia y son otras personas quienes ejercen la violencia contra él. Hasta que posteriormente es el Estado quien ejerce contra él la violencia, imponiéndole la condena en prisión y la violencia que ejercen a la hora de realizar el tratamiento conductual: camisa de fuerza y visionar imágenes violentas que se iban sucediendo en la pantalla de la sala.

Nos encontramos ante una película que puede no ser agradable para el espectador convencional, como consecuencia de recursos visuales para la presentación de tan excesiva violencia y el uso de la psicología conductual para el cambio de actitudes mediante las técnicas del condicionamiento clásico de Pavlov.

Educación en valores a través del cine

Los valores, actitudes, creencias,  ideologías, normas y pensamientos que transmite el cine puede  no estar bien  comunicados o transmitidos, provocando el efecto contrario de aquello que el fin  inicial con el que se planearon su uso distan de la realidad, modulando la  personalidad del espectador.Debemos tener en cuanto  que durante el visionado de un film se produce un acto comunicativo dado que el  creador del mensaje tiene la intención de contar algo, de comunicar algo y el  sujeto que lo visiona tiene propósito de recibir esa información, procesarla y o  bien tomarla como suya o bien eliminarla.

Como recurso didáctico o  educativo ayuda al individuo, también, en la resolución de conflictos pues  presenta la realidad casi tal cual es. Por tanto, podemos hablar e un cine ‘formativo’ el cual tendría, como finalidad, principal, la mejora de los  conocimientos de los telespectadores (Vega, 2002)

Su utilización en el  aula puede se de dos maneras fundamentales como nos señala Martínez- Salanova “como instrumento técnico de trabajo, en primer lugar y como sustento  conceptual, ideológico y cultural, por otro. Como instrumento técnico de  trabajo, sirve de punto de partida para conocer diversos modos de acceder a la  sociedad y describir la realidad”

Por otra parte no  debemos de olvidarnos de las dos grandes posibilidades de las que nos habla  Loscertales y Núñez como elemento de psicosocial:

a-Como espejo de la sociedad en la cual se produce, reproduciendo los estereotipos al uso, y se emplean para ello lenguajes inteligibles, accesibles al público representativo.

b-Como generador de modelos tanto en las claves de valores e ideologías como en las pautas actitudinales.

Dentro del abanico que  nos proporciona el cine, en cuanto a temáticas y formatos, el de animación,  donde los protagonistas son animales, plantas, juguetes o cualquier otro objeto,  es el que, consideramos, más ventajas presenta para trabajar las áreas curriculares de la etapa de Educación Primaria, dado que siempre imitan comportamientos humanos, lo cual nos permitirá extrapolar la realidad educativa a la gran pantalla. Este tipo de cine se caracteriza, principalmente, por  presentar personajes atractivos, donde el malo, por ejemplo es malísimo,  presentando unos rasgos duros y afilados, con colores oscuros, y el bueno es  dulcemente atractivo, a veces rozando la cursilería, los protagonistas  secundarios, casi siempre, son los “graciosos” de la película y el mensaje que  quieren transmitir está explícitamente destacado.

En definitiva, el cine nos presenta seres humanos (o  su representación) en acción, de ahí que sea un recurso didáctico sin  precedentes, puesto que realmente nos permitirá estudiar la sociedad en general  y la realidad cultural del grupo de iguales o familiar en particular; es una  ventana al mundo que da significado y experienciabilidad de la vida diaria en el  aula.

Como señala Amar (2003) el cine debe ocupar el lugar  que le corresponde en los centros escolares resaltando su valor educativo  y cultural. Como medio de expresión comunica pensamientos, ideas valores, conductas, referentes ideológicos,… que han de ser tenidas en cuenta por los formadores dado que modulan las conductas de los espectadores.