Hola amig@s, precisamente este pasado mes de febrero cumple este blog 9 años de vigencia, gracias por vuestras visitas, comentarios e interacciones.
Hace poco tuve la oportunidad de ver la película titulada «La tumba de las luciérnagas», un filme de animación de nacionalidad japonesa dirigido por Isao Takahata en el año 1988 ambientado en la II Guerra Mundial. Voy a comentar la sinopsis y luego voy a explicar algunas escenas que me resultaron más emocionantes y conmovedoras.
En principio, voy a describir brevemente la sinopsis: Nos encontramos en la II Guerra Mundial (1939-1945), los protagonista Seita y Setsuko, son hijos de un oficial de la marina japonesa que viven en Kobe (ciudad de la bahía de Osaka en Japón central). Un día se lleva a cabo un bombardeo, pero no consiguen llegar a tiempo al búnker en el cual su madre los está esperando. Tras buscar a su madre, la encuentran malherida y a los pocos días fallece. El hermano mayor oculta esta información a su hermanita, con el fin de que no sufra al saberlo. Su única preocupación es mantenerse y salir adelante en colaboración en estos oscuros tiempos de guerra. Ambos se mudan al hogar de una tía de la familia, pero tras encontrarse ademanes de desprecio, robos y humillaciones, el hermano mayor decide mudarse a una pequeña cueva resguardada con una tela, con escasas comodidades, salvo unos pobres colchones y utensilios de cocina.
En su día a día, Seita, el hermanito, abandona la cueva bien temprano para robar y rogar alimentos con los cuales mantener a la pequeña, pues está enferma y desconoce cómo afrontar su problema de salud. Una escena es especialmente conmovedora: el hermanito busca luciérnagas y las esparce por la cueva en la que duermen, tapada con una tela oscura. A la mañana siguiente, la pequeña entierra a estos insectos en una pequeña tumba, Seito le pregunta una cuestión y Setsuko le expresa que está enterrando a estos insectos, al igual que enterraron a su madre, pues descubrió que la estaban enterrando y sus cenizas están resguardadas bajo un mueble de la cueva.
Paulatinamente, la niña va enfermando y va sintiéndose más y más débil. En una ocasión, un adulto encuentra a Seito en pleno acto de robo, tras lo cual lo lleva a la policía, no sin antes propinarle una vil paliza. Seito lleva a su hermana al médico para que le haga un reconocimiento y este le pone de manifiesto la evidente desnutrición que padece y que para ello no existe ningún tipo de medicación. La atienden de forma indiferente, despectiva y casi humillante, pues antes de terminar su consulta pone de manifiesto «que entre el siguiente».
En esta consulta, le recomienda darle alimentos nutritivos: fruta, verdura, carne y pescado. Lo cierto es que una cajita de caramelos es uno de los pocos alimentos que toman en su día a día. Un detalle que me llamó especialmente la atención fue precisamente la escena en la cual dicha cajita de caramelos está apunto de terminarse, solo queda uno, pero no consiguen sacarlo por el orificio y Setsuko rompe a llorar. De manera que el hermanito echa un poco de agua, mueve la cajita de lata y la hermana bebe, sintiendo el gusto de sabores frutales que desprende el caramelo que queda. Y, hasta el que el sanitario no le pone de manifiesto la importante desnutrición que padece su hermana pequeña, no decide emprender un viaje hasta el banco más cercano, para extraer dinero de la cuenta familiar y poder proporcionale una alimentación de calidad a su hermana.
Su hermanito entra, le comenta que trae alimentos nutritivos: sandía, carne que va a cocinar…, pero Setsuko no tiene fuerzas para ingerir nada más. Le pone de manifiesto estas palabras: «hermanito, come bolitas de arroz, están muy buenas» y el hermanito se descompone al comprobar la realidad y la confusión en la que ha vivido su hermana, como consecuencia de copiar las actitudes de los adultos de su alrededor (por ejemplo, su tía, que cocinaba bolitas de arroz, arroz que les robó cuando forzó que Seito cambie ropa de su madre por kilos de arroz).
A lo largo de la película, se van produciendo una serie de flash backs de momentos del pasado que vienen al presente de ambos hermanos. Y es el último el que me resultó más enternecedor a la par que doloroso. Flash back que se produce al ver que Setsuko da vueltas por el río anexo a la pequeña cueva en la que cohabitan y realiza una serie de acciones que la llevan hasta el trágico final. Con estos momentos me refiero al envenenamiento que ella misma se produce al consumir algo que desconocía que no debía tomar, por ese «juego de niños». En concreto, durante las salidas del hermanito a buscar alimento y ayuda, la pequeña saluda a las montañas y sale junto al río, toma barro y cocina «bolitas de arroz», que procede a comer. De ahí su malestar físico y posterior desvanecimiento.
Como expreso siempre, lo importante aquí no es si hago spoiler o no, allá cada uno si quiere o no ver la película. Lo realmente interesante y desgarrador de esta película es comprobar que las guerras las provocan seres humanos crueles y despreciables, a los cuales no les importan los niños y las niñas. Hasta el punto de producir un latente y largo estados de confusión de su realidad, despojarlos de una vida familiar sana, privarles de una alimentación de calidad, educación mínima, como consecuencia de la falta de dinero y de total interés, pues lo importante es vencer. Sin embargo, por aquí defiendo que a los niños y a las niñas no se les toca, no se les destroza ni se les roba su infancia de esta forma tan miserable, rastrera y despreciable.
Después de todo, Setsuko hace lo propio con el cuerpo de su hermana, cuando termina de expirar, la introduce en una pequeña cajita de madera y la incinera, para colocar los restos junto a los de su madre.
Incorporo un fragmento de esta película y os invito a verla completa, pues se trata de una historia bastante dura, emocionante, dolorosa y especialmente cruenta.
Hola amig@s, recientemente me hicieron una entrevista en El diario de la Educación con motivo de mi libro «Cine español, infancia y memoria histórica. Propuesta didáctica». Comparto el enlace a través del cual podéis acceder a la misma:
A continuación voy a hablar del documental titulado Los niños de Rusia, dirigido por Jaime Camino y estrenado en el año 2001, en comparación con la situación actual. Un documental en el que adquieren relevancia una serie de personas ancianas, que durante la guerra civil española fueron niños. Unos niños llevados por sus padres al barco, rumbo a Inglaterra, Francia o Rusia, donde llegaron para recibir otra educación, otro calor, otros valores… Una serie de valores y disciplina, que los hicieron volver a su lugar de partida con nuevos conocimientos, pero en algunos casos no fueron reconocidos por la familia, por el estado, aunque en otros casos, el propio país que les dio cobijo, les dificultó posteriormente su salida por distintos motivos políticos/burocráticos. A pesar de todo, a su regreso, aunque anhelaban su origen, se sentían en un país extraño, un país que no lo consideraba partícipes, víctimas, eran forasteros que se fueron cuando eran niños por unos motivos que intentaron olvidar desde la Transición hasta nuestros días. Por lo que, algunos, decidieron volver a aquel país, que puede tener algunos aspectos sociales, desagradables, pero fue el estado que les ofreció comida y un techo donde refugiarse del frío. Algo que el suyo no se dignó a ofrecer por cuestiones ideológicas y políticas. Resulta estremecedor oír estos testimonios desgarradores, palabras que quedaron en sus mentes y han permanecido como huellas, procedentes de sus padres, cuando les manifestaban que no llorasen, en un contexto de dolor, llanto y que fuera de su país serían alguien… prácticamente eran hijos arrancados de los brazos de sus padres por motivos económicos, sociales, ideológicos, políticos.
Sin embargo, un contexto muy diferente al que nos encontramos en la actualidad, pero unidos por un mismo punto, la emigración. Un fenómeno social en auge, para algunos una lacra, como consecuencia de las desastrosas políticas sociales y económicas. Ideas, políticas, pensamientos progresistas frente a conservadores, que separan a las personas, vulneran su libertad, derechos. Hijas, primas, sobrinas, hermanas, que se tienen que separar de sus padres, de sus amigos, de su familia…, no por conseguir metas o ambiciones, sino por necesidad, por hacerse de un futuro que en este presente y en este contexto, resulta tan difícil conseguir. Aunque, sea por el motivo que sea las separaciones debidas al conflicto bélico de las actuales, las situaciones son idénticas: separación, las distancias largas fragmentan corazones, experiencias, momentos, familias, criaturas que crecen y solo pueden ver a la familia en vacaciones…, abrazos y besos que no terminan nunca antes de la partida, pero solo unos segundos bastan para observar el rumbo del vehículo que llegará a otro punto geográfico, mientras una lágrima cae por los ojos de quien se queda, con el conformismo de «ya está, así es la vida, quien se va siempre vuelve»… Toda una serie de sentimientos y emociones que muchos políticos ignoran desde su sillón de poder, cuando tienen que firmar algún documento «por el bien común» y toma decisiones que precarizan el empleo, hunden familias, ilusiones…
Ante esta situación, resulta muy conmovedor el discurso de que hay que luchar contra la emigración, pero lo cierto es que los años pasan y hay quienes intentan luchar por conseguirlo como meta para evitar que el país se quede medio vacío y las personas cualificadas no se vayan, mientras que hay quienes no están dispuestos a perder su juventud por una cuestión para la que no existe un consenso ni un acuerdo social y político, y directamente coge sus maletas, aunque sepa que el proceso de integración no va a ser nada fácil en un entorno extraño.
Sin más tras el comentario, adjunto los cuatro fragmentos que componen el documental de Jaime Camino y espero que haga reflexionar un poco.
Para esta entrada, voy a comentar a grandes rasgos un aspecto que trato con mayor profundidad en mi tesis doctoral, como es la integración de niños en contextos de agresividad extrema y a propósito de este tema creo que merece mucha atención el caso de A Serbian Film (Srdjan Spasojevic, 2010), que recibió varios premios a nivel internacional, pero en España fue denunciada ante la Fiscalía General del Estado, durante el Festival de Cine de Sitges. El director del Festival, Ángel Silva, fue acusado de un delito de exhibición de pornografía infantil, al permitir la aparición de menores en situación agresiva que, a su juicio, traspasan la legalidad, y en los que se puede ver la violación de un bebé y un niño de cinco años por parte de su padre, que se encuentra drogado por otros para rodar una película pornográfica por motivos económicos[1]. El fiscal se ampara en el artículo 189.7 del Código Penal, que expresa que será penado con prisión desde tres meses a 1 año, o bien con multa, quien distribuya, exhiba o facilite material pornográfico, aunque no habiendo empleado a menores, se utilice su voz o imagen modificada[2]. Además de esta diligencia, la Fiscalía pensó en requerir al director de la película para tomarle declaración y denunciarle, pero la demanda no prosperó por la dificultad de imputarle el delito y proceder a su localización, porque, no olvidemos que, la legislación en este tema es muy distinta en cada Estado, y se hubiese provocado un debate legal confuso, ante la nacionalidad serbia del director[3].
Ante esta situación legal, podríamos reflexionar y colocar en un peso la importancia de la protección de los niños frente a la libertad de expresión. Introducción en estos escenarios, quizás, con el objetivo de ofrecer una perspectiva metafórica ante ciertas cuestiones sociales y de peligro en el que se encuentran sometidos en muchas ocasiones por legislaciones deleznables que aún siguen vigentes en muchos países subdesarrollados. No obstante, este objetivo simbólico puede, y como ha hecho ya en algunas ocasiones, derivar a una serie de conflictos legales tanto del director de la película como de los directores de los festivales de cine en que es proyectada, ante la severidad y extremo de las precauciones de algunos países en cuanto a la protección de los menores, en donde primaría sus derechos, ante cualquier forma de simbolismo, representación, exhibición…en situaciones violentas, agresivas, dolorosas para los espectadores, ante su incapacidad y frustración de no poder introducirse, como es obvio, en ese escenario para hacer nada y salvar a ese niño de esa situación.
Bien es cierto que en estos casos se utilizan una serie de muñecos, efectos especiales, se sabe que el cine es mentira, es magia, caracterización, es ilusión e imagen en movimiento, es unión de elementos visuales y sonoros para conformar un discurso, una narración, una historia. Sin embargo, en este caso, la intención está en manifestar ese simbolismo, reflejar esa peligrosidad, violencia, agresión… en contextos sociales en los que no se consideran importantes, se usan como objetos, monedas de cambio, de economías y tratos familiares…
Simbolismo que tendría su sentido, en cierta manera, pero en este caso provoca malestar en el espectador, dificultaría el visionado por parte del público, ya que no sería una película agradable a la vista, ni proyectada en un cine, por los delitos legales que conlleva, estas escenas provocarían rechazo visual, inconscientemente el espectador no podría mirar a los ojos a ese niño, se pone en ese papel y no se imagina qué hacer para protegerse, salvaguardar su integridad física y psicológica, es un inocente, un niño que desconoce como actuar, cómo pensar, se fía de lo que le dicen, le hacen, le transforman, le moldean, a voluntad de los adultos, movidos por preocupaciones, sensaciones, intereses personales muy lejanas a los de un inocente. Más allá del mérito en cuanto a diálogos, guión, elementos visuales, sonoros, narrativos, montaje, movimientos de cámara, vestuario, atrezzo, decorados…, todo muy trabajado, posiblemente, pero nada más que con leer el argumento, comentarios de algunos blogs y conocer que en esta historia se introduce una criatura de pocos meses y un niño de 5 años en un escenario tan deplorable y humillante para el ser humano, produce dolor, pena, vergüenza, miedo, pudor, compasión… y todo un cúmulo de sentimientos que se hacen manifiestos con lagrimones cayendo por los ojos.
Comprendo que, como analista, debo visualizar una película antes de comentarla, pero personalmente no tengo estómago para ser partícipe de estas imágenes, porque no voy a valorar ni examinar el contenido narrativo, técnico, sino que, teniendo esa información a priori acerca de esas situaciones de los niños, me voy a dejar llevar por los sentimientos y no voy a tener un rato agradable y la sensiblidad me va a aflorar rápidamente. Cosa diferente sería que el niño tuviese mayor edad, aunque tampoco le encontraría justificación, pero al menos una criatura que puede actuar e intentar defenderse de alguna manera, aunque le resultase imposible física o psicológicamente, pero a tan corta edad, me superaría emocionalmente la sensación de aberración humana de incesto que nos transmite esta historia.
Balada triste de trompeta es una película escrita y dirigida por Álex de la Iglesia en el año 2010. Obtuvo el León de Plata por la mejor dirección y el premio al mejor guión en la Mostra de Venecia del mismo año. Ganó en la categoría de Mejor maquillaje y peluquería, así como Mejores efectos especiales en los Premios Goya.
Se trata de una película difícilmente clasificable en un género concreto, puesto que está compuesta por muchos matices. Tiene momentos de risa, drama, violencia, montaje agresivo… Aunque bien podríamos decir que, a simple vista, estos peculiares rasgos y características fundamentan el estilo de su director, clasificable en el estilo de la postmodernidad. Resulta indescriptible lo que supone ver una de sus películas, porque muchos de sus momentos apelan a nuestra mente, nuestra infancia, nuestra vida, nuestra historia… Además, se tiende a reflexionar cómo actúan sus personajes y cómo podría actuar una persona en esas circunstancias. La grandeza de sus personajes radica en su psicología. No son personajes planos, como en la mayor parte del cine comercial americano, sino que, sus personalidades evolucionan en la ficción, como los seres humanos lo hacen en la propia vida real.
Pasaremos a analizar algunos detalles importantes de esta producción, pero en líneas generales, la película trata de unos payasos que son secuestrados por el bando republicano durante la guerra civil en el año 1937. El hijo de uno de ellos crecerá con la idea de ser payaso triste como su padre. Javier, al hacerse mayor, tras ser contratado en un circo, se enamora de una de las chicas, cuyo novio la maltrata. Ambos payasos lucharán por el amor de la trapecista.
En principio, el bando republicano entra en el circo a imponer el miedo. Tras unas palabras de los payasos con ellos, los rostros de los niños asustados, todos salen con el bando, y el hijo del payaso se queda solo. A continuación, un león, que vemos está totalmente domesticado, se le acerca por detrás y se sienta. Se puede interpretar como una muestra de que la guerra hizo daño a todo el país, independientemente del bando al que perteneciera. Los que padecerían este daño serían los niños.
Cada bando actuaba conforme a sus intereses, ignorando a quienes se llevaran por delante. En el caso de nuestro objeto de estudio: los niños. Menores que no tenían culpa de nada y con estas actuaciones eran traumatizados al tener que ver personas fallecidas por cualquier rincón por donde pasaban. Debían crecer en solitario o con solo un progenitor. Pero, años después irían reproduciendo lo que aprendieron en estos años de guerra y la posterior dictadura en nuestro país.
Los créditos del principio salen en pantalla tras el momento en que el niño se queda solo en el circo. La banda sonora que aquí oímos, mientras leemos los créditos, remite a la Semana Santa, la Iglesia católica, aunque observamos otras figuras como payasos, dioses, republicanos secuestrados por el bando franquista, personajes con el rostro desfigurado… Lo importante aquí es que esta misma banda sonora la oímos hacia la segunda parte, cuando se vuele a apelar a la Iglesia católica y que comentaremos más adelante.
Cuando el chico es adolescente y visita a su padre en la cárcel, éste lo anima a ser payaso cuando sea mayor. Pero mejor payaso triste, porque le expresa con estas palabras: “nunca vas a tener gracia. Nunca has sido un niño, desde muy pequeño te has enfrentado con la muerte”. Es en este momento, donde nos podemos dar cuenta que ha perdido su infancia, con lo que conlleva: juegos, amigos, alegría, ilusiones… La enseñanza de su padre se centra en que debe vengarse, por lo que el niño lo asume y procederá a ello en varios momentos de su vida. Comenzando por atentar en el Valle de los caídos, cuando su padre y otros compañeros lo están construyendo. Todos se asustan y el coronel se pondrá encima de su padre con el caballo, para así matarlo.
Años más tarde, acudirá a un circo a buscar trabajo y mantiene la primera conversación con el jefe del circo, también payaso. Le explica que a los niños hay que entenderlos, ser uno de ellos, tenerles paciencia. Con estas palabras, podemos intuir que también podría haber perdido su infancia. Le pregunta por qué quiere ser payaso. Javier le contesta con la misma pregunta, y el otro responde que de no haber sido payaso habría sido asesino, respondiendo Javier lo mismo.
Sergio, es un personaje con una doble actitud, porque por un lado proclama ser sensible con los niños. Pero, por otro lado, maltrata a su novia, impone la violencia, todos los compañeros del circo le ríen las gracias y los chistes. Nadie le para los pies para que no siga violentando más a su novia.
En la primera cena de todos los compañeros, Sergio cuenta un chiste de niños muertos, pero Javier no lo entiende y pregunta dónde estaba la madre, por lo que el otro se cabrea y da una paliza a Natalia, que solo intenta calmar sus nervios. Se queda tirada y sola en el bar y Javier acude por ella, pero por un momento podemos observar que Natalia pasa su lengua por los labios, llenos de sangre. Momento que podemos interpretar como que le gusta que le pegue, no es consciente del daño y le gusta vivir entre golpes y sangre. Sergio vuelve por ella y allí mismo mantienen relaciones, sobre una pared tras la cual permanece Javier escondido.
Javier y Natalia se hacen amigos y van a un parque de atracciones. Ésta intenta acercársele en la cama del terror, pero el joven la rechaza. En una de sus fugaces citas, Sergio los encuentra y le pega una paliza a Javier con un martillo de una de las atracciones. Debiendo ingresar éste en el hospital con varias costillas rotas. Una de las noches mientras está ingresado, tiene una pesadilla, sale por un escondite del hospital y llega al circo. Encuentra a Natalia con su novio, manteniendo relaciones, mientras la violenta tirándole fuertemente del pelo, y Javier le desfigura el rostro con una trompeta. Huye y llegan las fuerzas de seguridad. Todos van fuera del circo y acuden a un señor para que intente salvar la vida a Sergio, que desfigurado, abre los ojos. Natalia se asusta y sale.
Javier, durante su huida, llega a una cueva, en la que sobrevive un tiempo comiendo los animales que caen por la trampa. Sin embargo, en una ocasión, cae un jabalí y Javier corre. Huye, pero lo encuentra un señor, que está cazando perdices. Salcedo, el mismo que mató a su padre con el caballo. Lo utilizan, junto a los perros, para coger las perdices con la boca y traérselas. Una de las veces, Salcedo va a cazar perdices con Franco, quien le dice a Javier, tocándole la cara: “No permitas esto, hijo mío. No debieras someterte a esta humillación”, pero Javier la muerde la mano. Lo encierran en una especie de capilla, mientras planean deshacerse de él. Un asombro que, este ser, le diga al protagonista que no se someta a esa humillación, cuando durante la guerra y en la dictadura española fue el mismo que hizo torturar, humillar y matar a miles de personas que solo luchaban por sus derechos y por la libertad, que llegó tras su muerte, cuando se instauró la democracia.
En esta capilla, se pone de rodillas delante de una figura de la virgen, figura que se transforma, tal vez en su imaginación, en Natalia, y le expresa estas palabras: “El día de la ida ha llegado, tú serás mi ángel de la muerte. Sálvame del mal y cumple tu destino amado mío”. Se desmaya y al levantarse, procede a vestirse con una serie de objetos que encuentra en una caja, untándose en su rostro una mezcla compuesta por sosa caustica. Se disfrazará en una especie de sacerdote-payaso. La banda sonora anterior suena en esta secuencia. Banda sonora, que podría funcionar como leit-motiv, ya que aparece en estos dos momentos en los que se remite a la Iglesia.
Adjunto un montaje para ejemplificar ambos momentos.
Disfrazado de sacerdote-payaso, con ametralladoras mata a quienes lo encerraron. Llega a un bar, donde suena una canción triste: “Balada triste de trompeta, por un pasado que murió”. Dispara a todos, pero un pequeño que fue al baño y sale, se pone frente a él, y el payaso le dice: “No te tengo miedo”. Puede que se lo esté diciendo a sí mismo, como niño, al haber perdido su infancia, y sentir que ahora con violencia no tiene miedo a nadie.
Encuentra a Natalia, a quien le pregunta si quiere irse con él o con Sergio. Natalia se posiciona junto a Sergio. En esta secuencia, podemos ver que es una mujer maltratada por su pareja, pero aun así prefiere estar con quien la agrede. Tal vez por miedo o porque piensa que su novio no le hace ningún daño, quizás porque le pega “ya que se lo merece”, como piensan muchas mujeres maltratadas. Sin embargo, Javier va imponiendo el miedo, ha evolucionado a la violencia, como su novio. Por tanto, no entenderíamos por qué decide quedarse con quien la maltrata.
Triste porque Natalia lo ha rechazado, va por la calle y se encuentra a un niño junto a su madre, y le grita al pequeño: “vosotros tenéis la culpa”. Como anteriormente, intenta culpar a otros de su desgracia. Aunque en realidad, fueron otros, como las circunstancias y las personas del momento quienes le ocasionaron el trauma.
Natalia se une con Sergio para distraer a niños en sus fiestas de cumpleaños. Pero, a Sergio le descubren el rostro desfigurado, dándose cuenta que ya no sirve como payaso, pero no sabe hacer nada más. Llorando, podemos intuir que su objetivo sería hacer reír a los niños para evitarles un trauma como el que posiblemente haya padecido él durante su infancia.
El payaso triste llega a un cine. La canción que canta el protagonista de la pantalla es la misma que oímos en otras ocasiones. Canción del año 1960 del cantante Raphael:
Balada triste de trompeta
Por un pasado que murió
Y qué llora,
Y qué gime,
Como yo…
El protagonista de esta película se dirige a Javier, expresándole que se entregue a la policía, que es buena persona y esa chica no le conviene. Sin embargo, se superpone el rostro de su padre, expresándole “el humor es para los débiles. Si no se ríen, acojónalos, ya verás cómo funciona. Recuerda a tu padre, recuerda a tu destino. Solo hay una manera de ser feliz”. Sin embargo, el protagonista de la película le reprocha al padre cómo puede hablar así a su hijo. Un chico de la sala no puede ver la película y se dirige a Javier, quien le agrede y sale del lugar imponiendo el miedo.
Adjunto un montaje de esta escena,
En esta secuencia observamos una técnica interesante: el cine dentro del cine. Recurso explicado por el teórico Gérard Genette como transtextualidad, definido como: «todo lo que pone al texto en relación, manifiesta o secreta, con otros textos»[1]. Distinguiendo en su estudio cinco categorías de relaciones transtextuales, como son: intertextualidad, metatextualidad, hipertextualidad, arquitextualidad y paratextualidad. En concreto, en este caso, podríamos decir que tenemos metatextualidad: relación crítica de un texto con otro que habla de él, sin citarlo e incluso sin tener que nombrarlo.
Este recurso es empleado en otras películas, a veces apareciendo fugazmente como en este caso, y otras veces pudiendo aparecer en el argumento de toda una película, como el caso de La noche americana (François Truffaut, 1973) o Un final made in Hollywood (Woody Allen, 2002). En el caso del cine español, observamos este recurso en producciones como Todo sobre mi madre (Pedro Almodóvar, 1999) y Mujeres al borde de un ataque de nervios (Pedro Almodóvar, 1988).
Podemos diferenciar diferentes taxonomías de la categoría metatextualidad. Basándonos en el profesor Luis Navarrete (Universidad de Sevilla), tenemos las siguientes:
-Mostración: el cine como muestra de construcción espectacular y artificiosa.
-Citación: cine como relación intertextual de unos discursos con otros.
-Reflexivo: El cine como discurso reflexivo sobre su propia construcción.
-Atrezzo: mostrándose el cine como un simple decorado o trasfondo argumental.
Específicamente, podemos introducir esta película en el último, ya que podemos contemplar el cine como trasfondo argumental de la historia del protagonista. Que aprende tras la pantalla que la felicidad viene dada por la venganza.
En varias ocasiones, también podemos observar este recurso, pero con la televisión dentro del cine.
Además, el nombre del local en el que trabajan los compañeros después de cerrar el circo se llama Kojak. Nombre que proviene de una serie de televisión de Estados Unidos, del año 1973. Serie protagonizada por Telly Savalas, como el Teniente Teo Kojak de la Policía de la Ciudad de Nueva York. Serie creada por Abby Mann, escritor de guiones cinematográficos ganador del Óscar, por su trabajo en antologías de drama como Robert Montgomery. La segunda versión de esta serie se estrenó en USA Network y en ITV4 en Inglaterra. En esta versión, es Ving Rhames, un actor afroamericano quien interpreta al teniente Kojak.
Va en busca de Natalia en un camión de helados, cuando la ve en una calle y se baja, coincidiendo este momento con el accidente de Carrero Blanco.
Ambos llegan al Valle de los Caídos, donde están escondidos los compañeros del circo junto con los animales. Al llegar, el payaso triste se dirige a una cama para saltar. Podríamos interpretar que pretende recordar su infancia, sacar el niño que lleva dentro, recuperar lo perdido. Observamos un proyector de cine, que se dirige a una pared en la que vemos a un payaso, posiblemente se trate de la misma película que vio en el cine al que entró. Natalia baila junto a Javier al ritmo de la balada triste de trompeta, pero la joven le expresa que le tiene miedo. Corre y llegan a una cueva. Javier le manifiesta con estas palabras: “El valle de los Caídos. ¿Lo conocías? Aquí hay 15 cuevas llenas de cadáveres. Uno de estos tiene que ser mi padre. Unos fachas otros rojos. Y al final han acabado aquí todos juntos. Es lo que tiene la muerte. Une mucho”. Palabras que pronuncia riéndose. Risa a la que no sabemos buscarle respuesta, porque son cadáveres de las víctimas de la guerra. Tal vez porque no sabe cómo actuar ante tal trauma. O porque se ría de quienes lucharon en la guerra, que solo provocó sufrimiento por una simple cuestión de ideologías. La paradoja de que unos lucharon contra otros, por las ideologías, y finalmente todos han terminado juntos.
Sergio obtiene información de donde se encuentran escondidos los compañeros y animales del cine y avisa a la policía, quien procede a su búsqueda. Recorren los alrededores. Un policía observa a Sergio pintarse la cara de payaso, se le acerca y le expresa que está loco, “como el otro, como todos los que os ganáis la vida haciendo el gilipollas. Si trabajaseis un solo día como el resto de la gente se os pasaba la tontería cagando ostias. Vago de los cojones”. Aprovechando el payaso para quitarle su arma. En este momento, vemos que la profesión de payaso no está valorada. No consideran que los payasos trabajen.
Posteriormente, Javier le expresa que ella lo ha vuelto loco. Tal vez, por jugar con él y luego rechazarlo al preferir a Sergio. Le declara su amor y el momento se rompe con la llegada de Sergio. Ambos corren y llegan a la parte superior. Se pelean y caen, colgando de la baranda, al vacío. Javier le pregunta: “¿De qué te sirve ser gracioso cuando te llega la muerte? ¿Te parece la muerte un chiste? Vamos payaso, hazme reír. Demuéstrame que tienes sentido del humor”. Como desde su infancia, Javier rozando la muerte. Momento en el que podemos ver que el payaso triste puede ser gracioso. Sin embargo, Natalia le dice “no quiero que seas como él, no quiero que seas gracioso”. Sergio consigue salvarse, al pasar por encima de Javier. Natalia le pega una torta y se lanzará al vacío. Momento de total oscuridad, casi que parecería una película en blanco y negro, pero varios objetos aparecen en color rojo, como la tela que lleva en su cintura. Roja, el color de la sangre. Sangre derramada por las víctimas de la guerra que ahí se encuentran enterradas. Y sangre que derramará la chica al intentar salvarse con uno de sus trucos de trapecista con la tela atada a la cintura. Sergio caerá y la tela en la cintura de la chica le ocasionará la muerte. Ambos son cogidos por la policía y en la pantalla prevalecerá el color rojo de la nariz de Sergio, el color rojo de la cara de Javier, el color rojo de las letras de la ambulancia, color rojo de una parte del traje de uno de los chicos del circo, muerto por querer volar con su moto. Finalmente, cara a cara, rostros desfigurados, el payaso tonto ríe y el payaso triste llora.
Con esta película, podemos aprender la importancia de una infancia feliz, una infancia realista, pero alegre para los niños. Porque los traumas que son ocasionados durante esta etapa de la vida, aparecerán años más tarde. De ahí la importancia de la educación bajo los derechos humanos. Felicidad e ilusiones, protegidos de la violencia. Sin violencia, siendo observadores de la realidad, conociendo nuestra memoria histórica, para que no vuelva a repetirse. Un pueblo que no conoce su historia, es un pueblo condenado a repetirla.
Para profundizar más en el estilo de la Postmodernidad en el cine, se pueden consultar textos como:
Imbert, G. (2010). Cine e imaginarios sociales: El cine postmoderno como experiencia de los límites (1990-2010). Madrid: Cátedra.
Arranz Esteban, V. (2011). El papel del sonido audiovisual en el discurso cinematográfico postmoderno. Actas Congreso Internacional La Latina de Comunicación Social, La laguna. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5278702
La historia que nos cuenta esta película nos sitúa en el contexto de la posguerra en España. Por la información que nos proporciona la protagonista, sabemos que la historia se desarrolla en el norte de país, donde su padre encuentra trabajo. Como vemos en las imágenes, el temporal característico de esta zona del país es nublado, apagado, árboles secos, con nieve en invierno.
La estructura narrativa de la historia presenta montaje elíptico. Este tipo de montaje basado en las elipsis, consiste en contar determinados acontecimientos y omitir otros que se consideran no importantes o irrelevantes para la historia que se nos presenta.
La historia empieza por el final, por lo que la narración de los sucesos no sigue un orden cronológico. Se producen alteraciones en el orden en que se cuentan los acontecimientos, puesto que oímos a Estrella hablando con voz adulta, mientras que la primera imagen que tenemos de ella es siendo una adolescente tumbada en la cama. Lo que quiere decir que la historia ya ha sido vivida, Estrella ya ha madurado y nos reconstruye sus vivencias o sueños de su pasado como un diario, conforme le van viniendo a la mente, mediante una narración de fragmentos, en los que vemos a esa Estrella niña, inocente, a veces traviesa… El ritmo narrativo se caracteriza por cierta lentitud en algunos momentos. Hay cortes entre algunos fragmentos que terminan con fundidos en negro.
Estrella narra los recuerdos que tiene de su infancia, centrándose en lo poco que conocía el pasado de su padre, sus inquietudes por conocer y aprender los poderes que éste poseía. Cuenta que su familia viajaba de un sitio a otro, mientras su padre Agustín, médico, estaba en proceso de encontrar un mejor trabajo, que encontrará por el norte, donde vivirán en La Gaviota. Su madre le daba clases en casa, pasaba con ella los días enteros. Agustín cuenta con unos poderes, que intentará mostrar a su hija, enseñándola a utilizar el péndulo. El péndulo hace referencia al tiempo, como objeto para adivinar el futuro.
De su adolescencia, la joven cuenta que su padre la invita a comer e intenta recuperar la relación con ella. Allí, Estrella le pregunta por Irene Ríos, de quien vio una imagen en su cajón, pero él no le cuenta la verdad. En otro salón del hotel donde cenan, se está celebrando una boda y suena el mismo pasodoble que bailaron en su primera comunión. Agustín le recuerda el pasodoble, pero Estrella no muestra ilusión. Se va y deja a su padre solo y desolado en la mesa. Después del reencuentro entre ambos, Agustín se suicida y, entre sus objetos, Estrella encuentra dentro de su cartera el recibo de una conferencia telefónica realizada al Sur la misma noche de su muerte. Estrella enferma unos días. Más tarde, cree conveniente un cambio de aires, hace sus maletas y se decide emprender un viaje al Sur, la tierra de su padre que nunca ha visto y donde tal vez pueda conocer información sobre su pasado.
El Sur, como punto geográfico, al no ser filmado, adquiere una simbología diferente en función del personaje. Para Estrella es un lugar maravilloso, como ve en las postales, con buen tiempo, un mundo por conocer en el futuro. Pero, para su padre, el Sur representa el pasado, un pasado oculto al que no quiere regresar y del que tuvo que exiliarse. Vemos otros elementos que nos proporcionan información sobre el tiempo, como es la veleta de La Gaviota, nombre de la casa donde viven, como símbolo de la libertad añorada; el péndulo, objeto que predice el futuro moviéndose en círculos; los viajes en tren de un sitio a otro, como paso del tiempo; las barbas de Agustín, como signo de vejez, paso de la vida. La evolución física y psicológica del personaje principal como es Estrella, marca el transcurso de la vida. El paso de la infancia a la adolescencia se representa con una elipsis temporal, en el momento en que Estrella conduce su bicicleta por un camino, y vuelve siendo adolescente. Vemos que la bicicleta ha cambiado, de una más pequeña a otra más grande, el perro que le ladra ha crecido.
Podríamos considerar varios los exilios de esta narración:
Por un lado, un exilio exterior, provocado por el contexto socio-histórico posterior a la Guerra Civil Española. Los vencidos se ven obligados a trasladarse de un lado a otro, como cuenta Estrella, mientras viaja con sus padres hasta encontrar un trabajo estable para su padre y un lugar donde poder quedarse. Tenemos otro exilio, un exilio interior, marcado por la ruptura familiar y social que sufren los personajes de diferente manera. Todos con puntos en común, como es la tristeza, soledad y la nostalgia provocadas por la Guerra Civil Española.
El cine es la materia prima de esta película. Inspirándose en un relato de Brian Selznick. Esta película recapitula fotogramas coloreados a mano por Méliès, con tono de fantasía, en una época en la que crece el cine digital y 3D. Una pequeña lección de la historia del cine. De igual forma, que los hermanos Lumière también están presentes, conjugándose la proyección de La llegada del tren a la Ciotat con con la recreación de un célebre accidente ferroviario producido en la estación de Montparnasse.
Hugo es un niño huérfano, fascinado por los mecanismos de relojería y los autómatas, que vive en la estación, y emprenderá una aventura que le llevará a descubrir la verdadera identidad de un anciano vendedor de juguetes, Georges Méliès, considerado padre de los efectos especiales.
La película comienza con un estupendo plano-secuencia que nos muestra la ciudad de París, y nos lleva al lugar en el que se producirá la historia, hasta llegar a los ojos del protagonista situados detrás en el reloj de la estación. Al ver la Torre Eiffel en el plano secuencia y oír la música de la banda sonora, ya sabemos que nos encontramos en Francia. La música refuerza los momentos de tensión, los momentos más dramáticos.
Cargada de primeros planos y planos cortos, para irnos situando en la psicología de los personajes y invitándonos a ser partícipes de sus acciones. Planos subjetivos, picados, contrapicados, travellings. Puede dar lugar a confusiones en varios momentos, como la carrera del perro en los primeros minutos, que costaría identificar si se trata de un travelling de acompañamiento o steady cam. Son maravillosos los planos generales de todo nevado y leves rayos de sol de fondo. Es interesante el plano en que la niña cae al suelo y es captada desde arriba y a la vez la sobreimpresión de los pies de los figurantes que pasan por ese camino.
Sobre el color, sobresalen los colores oscuros del vestuario de la mayoría de los personajes, en contraste con el color azul de los uniformes de los guardias, con algún tono rojizo, azulado… de algunos detalles del vestuario en general de los personajes secundarios y figurantes. Filtro azulado, para destacar los ambientes fríos de nieve.
Cuando los niños entran en el cine, vemos imágenes de archivo de una película en blanco y negro, parecer ser un guiño a los filmes de Charles Chaplin. También, volvemos a ver imágenes de archivo cuando los niños comienzan a leer un libro en la biblioteca sobre las primeras películas, y nos presenta imágenes de La llegada del tren a la ciudad, uniendo estas imágenes con cortinillas rojas con las mostradas en el cine con gente de clase alta asustada, porque pensaban que el tren se va a salir de la pantalla y arrollarlos. Interesante el momento en que el niño mira la imagen de arriba de la biblioteca y ve que la figura del hombre rodeado de estrellas señala algo iluminándolo, y nos lleva a una proyección de cine, en la que volvemos a ver imágenes de archivo en blanco y negro, abiertas con cortinillas rojas. En estas imágenes, observamos otro clásico, La salida de los obreros de la fábrica, mezclándolas con otras imágenes, algunas mostradas con filtros verde, rosa, violeta-azulado. A lo largo de la secuencia en la que los niños tienen el libro en sus manos, van leyendo algunos textos y viendo algunas imágenes, se van mezclando con imágenes de archivo de la época, tanto en blanco y negro, como algunas con filtro amarillo, verde, rosa… que se van sucediendo de forma acelerada. Ambos niños, descubren cosas interesantes de la historia del cine, como que George Méliès descubre que las películas tienen el poder de capturar los sueños. Seguimos viendo varias veces más imágenes de archivo a lo largo de la película, tanto en blanco y negro, como en color, con momentos de fantasía, efectos especiales, que ahora son normales, pero en la época eran novedad. Así como también vemos, el proceso de revelado de la película en el cuarto oscuro.
Emocionante el momento en que el niño se cuelga del reloj, para que el guardia no lo encuentre, iluminando la escena con tonos azulados y con los bellos paisajes de la ciudad de París con sus luces y su Torre Eiffel. En esta escena del niño colgándose de la aguja del reloj y posteriormente sentado en la parte exterior de la ventana, observamos unos puntos de vista y unas perspectivas increíbles e impactantes. La película termina con un plano secuencia, haciendo un recorrido desde la calle mostrando de lejos el lugar, hasta pasar por los personajes presentes en la fiesta de la gala, terminando con un plano de la joven escribiendo su libro llegando al autómata sentado en la mesa, con la voz en off de la joven narrando lo que va escribiendo en su libro. Terminando como empezó, con la presencia del tren pasando detrás del edificio y el interior del mismo rodeado de relojes. Los créditos del final de la película son dignos de Martin Scorsese, con esa elegancia tanto en formas, presentación y banda sonora.
En general, una película con un lenguaje audiovisual muy preciso, mostrando el cine dentro del cine, y bien realizada en todos sus aspectos, planos, puntos de vista, movimientos de cámara, música y banda sonora, vestuario, iluminación y filtros de color, creatividad en la presentación de las imágenes de archivo, sobreimpresiones, respetando la ley de tercios en la presencia de los personajes principales… dominio y perfecta utilización del lenguaje audiovisual propio de uno de los directores de cine actual que hacen historia en el cine independiente.