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La máscara de Michael Myers (saga Halloween)

Para esta entrada he estado pensando en la saga a la que da vida el asesino Michael Myers, que ha aparecido en ocho películas, así como en otros medios como una novela, un videojuegos y varios libros de historietas.

La película tiene varias partes con el nombre de Halloween, dirigidas por varios directores, creada por John Carpenter y Debra Hill, la primera en 1978, dirigida por él, considerada un director independiente y protagonizada por Donald Pleasence y Jamie Lee Curtis.

Película de terror, en la que apreciamos un cuchillo, sangre, violencia, miedo, terror en su vertiente de slaher, un género en el que la trama gira alrededor de brutales asesinatos cometidos por alguien enmascarado, generalmente teniendo como víctimas a adolescentes, alejados de la vigilancia de los adultos. Myers es un asesino que regresa después de 15 años de un hospital psiquiátrico, al que fue ingresado tras matar a su hermana mayor, y a su salida, irá a buscar a su otra hermana, para terminar con su vida.

Pues bien, aunque a algunos le parezca la típica película de terror americana, en mi búsqueda del por qué a muchas cuestiones de la imagen y la narración cinematográficas, no voy a justificar la psicosis o neurosis que pueda padecer el personaje, porque no es mi función, pero sí que he encontrado distintas reflexiones acerca de esta máscara, que no solo se puede colocar para ocultar su rostro y no ser visto por la sociedad, sino que también se puede deber a que, aunque nos encontremos ante un asesino en serie, este objeto con el que oculta el rostro, quizás represente que tenemos a un individuo incapaz de mirarse a la cara, incapaz de enfrentarse ni a él mismo ni a su propia hermana, a quien intenta arrebatarle la vida. Al mismo tiempo que su intención es matar a otros adolescentes, tal vez con su distorsionada justificación de terminar con otras vidas, para que no sigan su camino.

Obviamente son reflexiones que escaparían a una mente confusa y psicótica, como es sería el caso de un asesino, que actuaría sin tener conciencia del daño a mayores, niños…, pero no olvidemos que en otras producciones de terror, los asesinos no llevan máscara, mientras que aquí se camufla disfrazado, entre niños, en plena festividad de Halloween, es decir, podríamos interpretar que su mente sigue siendo como la de un adolescente, aunque con objetivo distinto al de visitar casa por casa a recoger simples caramelos, sino para dejar una huella sanguinaria en quien encuentre. Igualmente, disfrazado, anteriormente con 6 años, de payaso, y ahora con una máscara.

Tampoco habla, ya que intenta camelar a la gente con la timidez de un niño y en el fondo no es tal, porque sus pensamientos no son como los de un menor, sino que pretende focalizar ese odio a niños y adultos: niños, por evitar que otros de esa edad realicen actos como el suyo en aquella etapa de adolescencia en la que realizó aquel brutal acto; y adultos, por odiarse a sí mismo, observar en lo que se ha convertido, posiblemente, por falta de empatía, cariño, aprecio familiar u odio por algún motivo.

Existen varias teorías sobre su inmortalidad, quizás, la causa de su indestructibilidad, se pueda deber como consecuencia de la maldición de la espina, según lo indicado en la sexta parte. Esta maldición posee y obliga a Michael a que asesine a todos los miembros de su familia, a todos que estén en su camino (a él no se le puede matar con armas blancas ni  de fuego). Según este mito, se supone que es para salvar a la aldea que Michael habita de una forma de plaga o de desastre. Con esto, es posible que Michael sienta que, matando a esta gente, está haciendo lo correcto para la humanidad. La maldición utiliza a Michael como una marioneta. Así, la espina parece proporcionarle poderes que, de alguna forma, van más allá de cualquier capacidad humana. También se teoriza que Michael mismo, el hombre detrás de la máscara, siente el remordimiento de su matanza. En Halloween 5, parecía luchar contra la maldición y cuando se quitó la máscara, lloró (parece con remordimiento). Como si no controlase sus propias acciones, o fuese forzado a actuar por la maldición. Otra teoría que explica su inmortalidad, explica que su misma maldad es lo que le otorga tanta fuerza, casi imparable.

Sin más, adjunto un pequeño vídeo con algunas curiosidades de esta película protagonizada por este asesino, pero me gustaría puntualizar que este comentario no pretende hacer apología de la violencia, ni justificar actuaciones psicóticas, neuróticas…, que puedan llevar a cabo asesinos en la realidad en cualquier punto geográfico, solo reflexionar sobre la función simbólica, en este caso, de la presencia de la máscara en la narración.

Referencias:

https://es.wikipedia.org/wiki/Michael_Myers

https://en.wikipedia.org/wiki/Michael_Myers_(Halloween)

https://es.wikipedia.org/wiki/Halloween_(pel%C3%ADcula_de_1978)

http://www.imdb.com/name/nm0000118/

https://es.wikipedia.org/wiki/John_Carpenter

Partes de la película:

El caballero oscuro (Christopher Nolan, 2008)

El caballero oscuro es una película dirigida y producida por Christopher Nolan. Lejos de enrrollarme y contar todo el argumento, me gustaría hacer reflexionar sobre el momento del vídeo que adjunto más abajo. Extrapolándolo al contexto social y poítico actual de nuestro país, España, donde los poderes públicos han tomado toda la infraestructura de tal manera, que se sirven de ello para beneficiarse y vivir con tantos privilegios, que se han olvidado de servir a quienes les dieron en su momento el voto de confianza, el pueblo.  Lejos de apoyar los servicios públicos como la sanidad, educación, servicios sociales, entre otras cuestiones, se sirven de los impuestos públicos para inyectar ese dinero a colegios privados, privatizar hospitales, ofrecer terrenos municipales a empresas privadas, a cambio de «mordidas». Además de todo un sin fin de actuaciones corruptas, que hacen que nos cuestionemos si de verdad están manejando con cabeza nuestro dinero, o están jugando con él, como quien juega con una pelota y hace con ella lo que le conviene, en beneficio de su propio interés.

Y todo, en un entorno en el que hay miles de personas sin casa, sin comida, sin higiene, sin educación, sin sanidad, sin poder pagar sus tratamientos…, y un entorno público que vive en su mundo, echándoles la culpa a la sociedad de sus propios problemas. Entornos públicos que viven en una caverna y no quieren asomarse al mundo real, porque no les interesa, ya que en su mundo de privilegios y riquezas viven mucho mejor. Asomando la cabeza un poco, solo cuando hay cualquier dato, para crear una oleada al grito de «la economía de España mejora», mientras los bancos de alimentos y comedores sociales están desbordados. Pero, hablar de comedores sociales, pobreza, corrupción política, recortes en sanidad y educación que están afectando a miles de familias… es ser populista,  mientras descubrimos sus sueldos, sus viajes pagados con nuestros impuestos, fraudes en subvenciones públicas y todo un sinfin de temas que oímos cada día.

Aquí presento una escena un poco agresiva, lo que no quiere decir que incite a la violencia, pero es ejemplificadora de los tiempos en que estamos viviendo. Una llamada al pueblo, no desde la violencia, sino desde el diálogo y el raciocinio, para formar parte de la recuperación de los derechos, perdidos por la incompetencia de algunos y la delincuencia de otros. Defendiéndose con la prescripción de delitos, mientras han estado años machacándonos conque vivíamos por encima de nuestras posibilidades y lo que se esconde detrás es la poca vergüenza en sus actuaciones.