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Capturada (Ross W. Clarkson, 2019)

El misterio de esta película gira en torno a una cámara de fotos guiada por un psiquiatra que dejó atrás su profesión sanitaria para convertirse en fotógrafo artístico. Bien, pues con especial audacia este fotógrafo selecciona a una serie de chicas con cierta debilidad, para acompañarlas en su proceso emocional de autoconocimiento y crecimiento personal, víctimas todas de violencia de género en su matrimonio.

El proceso que emprende resulta ser bastante doloroso para ellas. Aquí, la cámara (tanto en forma de fotos como de vídeos) funciona como testigo de los golpes que simula propinarles para crear en ellas la sensación de fortaleza ante su maltratador. Sin embargo, extrañas circunstancias rodean a cada una de estas chicas, pues tras las sesiones fotográficas que lleva a cabo con ellas en espacios públicos abiertos y no tan abiertos, desaparecen misteriosamente de su entorno habitual. Formando parte después su imagen de exposiciones fotográficas publicitadas en marquesinas alrededor de la ciudad y acumulando denuncias por supuestas desapariciones o posibles asesinatos que inculpan a este fotógrafo. Además, tanto su proceder en la película como el lenguaje audiovisual más destacado, como son los planos y los colores que lo rodean, hacen pensar que esconde secretos que implican a la justicia.

Podemos encontrar un mensaje de valentía hacia estas mujeres maltratadas en esta película, pero este señor, encarnado por el actor Oliver Williams, no resulta ser un alma tan caritativa, pues hace creer a estas chicas que se encuentra solo porque su esposa se suicidó y realmente necesitaba su ayuda, pero estaba adentrado demasiado en su trabajo. De esta forma, se gana la confianza de las mujeres. Sin embargo, lo cierto es que asesinó a su esposa en un ataque de ira, cuando ella quiso el divorcio y se marchó a la cama. En una situación en la cual el psiquiatra se aprovechó de su poder para terminar con su vida en la oscuridad de su habitación. Esta información llega al espectador en forma de flash back hacia el final del filme, cuando una de las chicas, después de 6 meses, lo busca para agradecerle su ayuda y se muestra al espectador la realidad que rodeó a su pasado matrimonial.

Así pues, una de las técnicas más destacadas y repetitivas de esta película es el flash back, rodeado de oscuridad en la mayoría de casos y a través del cual se rebelan secretos de la vida de los personajes principales, así como del personaje principal que encarna el papel del fotógrafo. Vislumbrándose una mirada oscura y desafiante, pues no esconde humildad, ni inocencia o ingenuidad.

Una escena especialmente interesante se produce cuando la chica, encarnada por Sara Malukul, en pleno estado de embriaguez, sale una noche a pasear por las calles y un viandante intenta sobrepasarse con ella, tocándola de forma despectiva y forzándola a quitarse la ropa. No obstante, el fotógrafo aparece misteriosamente y lo agrede para que la deje en paz, diciéndole «ella es mía», es decir, un comentario que pone de manifiesto que la considera de su propiedad. Y esto puede inducir al espectador a pensar que esconde algo.

Finalmente, sombras, golpes, flash back y una cámara de fotos se dan cita en esta película cuyo objetivo es dar fuerza a hablar a las mujeres maltratadas para buscar ayuda, pero también un mensaje. Y es que no pongan su confianza en alguien que les pide desnudarse tan deliberadamente en una estación de tren, porque ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos. Si bien es cierto, la simbología del tren aquí representa el paso de la vida de las chicas, rodeado de violencia, dolor y depresión. Pero, el tono de la película hace pensar al espectador que el fotógrafo la va a lanzar a las vías del tren en cualquier momento de la sesión fotográfica, por sus gestos, sus miradas y la investigación paralela que la policía está llevando a cabo ante las misteriosas desapariciones.

Recordemos que la fotografía desempeña un papel importante en la sociedad, ya que se ha vuelto imprescindible tanto para la ciencia como para la industria y es utilizada en diferentes actividades humanas, como forma de materializar o congelar recuerdos, acontecimientos de la vida cotidiana, como momentos familiares, desastres naturales, conflictos bélicos, etc. Y aquí, se le otorga a la fotografía un poder curativo y de refuerzo, pero utilizada a manos de un maltratador que pretende afianzar un rol de poder sobre las mujeres.

Con todo, comparto el tráiler y os animo a ver la película.