Archivo | agosto 2023

Capturada (Ross W. Clarkson, 2019)

El misterio de esta película gira en torno a una cámara de fotos guiada por un psiquiatra que dejó atrás su profesión sanitaria para convertirse en fotógrafo artístico. Bien, pues con especial audacia este fotógrafo selecciona a una serie de chicas con cierta debilidad, para acompañarlas en su proceso emocional de autoconocimiento y crecimiento personal, víctimas todas de violencia de género en su matrimonio.

El proceso que emprende resulta ser bastante doloroso para ellas. Aquí, la cámara (tanto en forma de fotos como de vídeos) funciona como testigo de los golpes que simula propinarles para crear en ellas la sensación de fortaleza ante su maltratador. Sin embargo, extrañas circunstancias rodean a cada una de estas chicas, pues tras las sesiones fotográficas que lleva a cabo con ellas en espacios públicos abiertos y no tan abiertos, desaparecen misteriosamente de su entorno habitual. Formando parte después su imagen de exposiciones fotográficas publicitadas en marquesinas alrededor de la ciudad y acumulando denuncias por supuestas desapariciones o posibles asesinatos que inculpan a este fotógrafo. Además, tanto su proceder en la película como el lenguaje audiovisual más destacado, como son los planos y los colores que lo rodean, hacen pensar que esconde secretos que implican a la justicia.

Podemos encontrar un mensaje de valentía hacia estas mujeres maltratadas en esta película, pero este señor, encarnado por el actor Oliver Williams, no resulta ser un alma tan caritativa, pues hace creer a estas chicas que se encuentra solo porque su esposa se suicidó y realmente necesitaba su ayuda, pero estaba adentrado demasiado en su trabajo. De esta forma, se gana la confianza de las mujeres. Sin embargo, lo cierto es que asesinó a su esposa en un ataque de ira, cuando ella quiso el divorcio y se marchó a la cama. En una situación en la cual el psiquiatra se aprovechó de su poder para terminar con su vida en la oscuridad de su habitación. Esta información llega al espectador en forma de flash back hacia el final del filme, cuando una de las chicas, después de 6 meses, lo busca para agradecerle su ayuda y se muestra al espectador la realidad que rodeó a su pasado matrimonial.

Así pues, una de las técnicas más destacadas y repetitivas de esta película es el flash back, rodeado de oscuridad en la mayoría de casos y a través del cual se rebelan secretos de la vida de los personajes principales, así como del personaje principal que encarna el papel del fotógrafo. Vislumbrándose una mirada oscura y desafiante, pues no esconde humildad, ni inocencia o ingenuidad.

Una escena especialmente interesante se produce cuando la chica, encarnada por Sara Malukul, en pleno estado de embriaguez, sale una noche a pasear por las calles y un viandante intenta sobrepasarse con ella, tocándola de forma despectiva y forzándola a quitarse la ropa. No obstante, el fotógrafo aparece misteriosamente y lo agrede para que la deje en paz, diciéndole «ella es mía», es decir, un comentario que pone de manifiesto que la considera de su propiedad. Y esto puede inducir al espectador a pensar que esconde algo.

Finalmente, sombras, golpes, flash back y una cámara de fotos se dan cita en esta película cuyo objetivo es dar fuerza a hablar a las mujeres maltratadas para buscar ayuda, pero también un mensaje. Y es que no pongan su confianza en alguien que les pide desnudarse tan deliberadamente en una estación de tren, porque ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos. Si bien es cierto, la simbología del tren aquí representa el paso de la vida de las chicas, rodeado de violencia, dolor y depresión. Pero, el tono de la película hace pensar al espectador que el fotógrafo la va a lanzar a las vías del tren en cualquier momento de la sesión fotográfica, por sus gestos, sus miradas y la investigación paralela que la policía está llevando a cabo ante las misteriosas desapariciones.

Recordemos que la fotografía desempeña un papel importante en la sociedad, ya que se ha vuelto imprescindible tanto para la ciencia como para la industria y es utilizada en diferentes actividades humanas, como forma de materializar o congelar recuerdos, acontecimientos de la vida cotidiana, como momentos familiares, desastres naturales, conflictos bélicos, etc. Y aquí, se le otorga a la fotografía un poder curativo y de refuerzo, pero utilizada a manos de un maltratador que pretende afianzar un rol de poder sobre las mujeres.

Con todo, comparto el tráiler y os animo a ver la película.

Mediterráneo (Marcel Barrena, 2021)

Hola amig@s, desde hace tiempo no puedo escribir por aquí porque he tenido mucha tarea en el trabajo. Empecé a dar clase en la Universidad de Sevilla y desde entonces dejé el cine un poco apartado para dedicar esfuerzos en la docencia asignada, que tiene que ver más con las nuevas tecnologías y los videojuegos. Pero, ahora en verano, estoy sacando tiempo para analizar cosillas de cine que realmente me apasionan y dan forma a este blog que nació hace 12 años.

Pues bien, en esta entrada me gustaría hablaros de una película que estuve viendo recientemente y recibe el nombre de «Mediterráneo», se trata de una película dirigida por Marcel Barrena y protagonizada por Eduard Fernández (en el papel de Óscar), Dani Rovira (para el papel de Gerard) y Anna Castillo (dando vida a Esther) en el año 2021. Una película estremecedora, basada en hechos reales, que tiene como argumento la partida de unos socorristas de las playas españolas hacia las islas griegas para salvar a ciudadanos que huyen de Turquía. Aquí descubren que los guardacostas y las fuerzas de seguridad hacen la vista gorda ante estos sucesos.

Una de las trabas más destacadas será el idioma entre los socorristas y las fuerzas de seguridad, pero la empatía que sienten estos socorristas por estos seres humanos que lo único que buscan es salvar su vida, hará que los guardias de la prisión en la que son encarcelados constantemente, dejen de pedirles dinero para ser excarcelados.

Cada noche, los socorristas acuden a la playa a avistar si se acercan embarcaciones y durante su faena se encuentran a una señora, médica de profesión, cuyo único objetivo es encontrar a su hijo, pues desconoce si ha podido morir en el intento, ha podido salvarse o ha podido ser capturado por las mafias.

Como dije anteriormente, la narrativa de este film es estremecedora, porque nos crea conciencia de lo que padecen estas personas que intentan salvarse de los conflictos bélicos o armados en busca de una vida mejor, pues montan en estas embarcaciones pensando que llegarán a tierra firme, pero el agua esconde demasiados peligros de los cuales es bastante complicado protegerse si el único objeto de salvación es un flotador lleno de botellas de plástico vacías. Lo único que les ofrecen las mafias que delinquen con personas en el mar.

No podemos olvidar contar que Óscar, como jefe, pedirá a los trabajadores que le quedan en su empresa española, le envíen sus motos de agua, para adentrarse en alta mar, poniendo todos sus esfuerzos y recursos económicos a disposición de las vidas que cada noche se echan al mar. Precisamente estas motos acuáticas se convertirán en los principales instrumentos de trabajo y protagonizarán una de la escenas más espeluznantes de la película: cuando los socorristas llegan a alta mar, encontrarán una multitud de cuerpos que agonizan e intentan sobrevivir en el agua, para otros ya será tarde, pues han perdido la vida. Y esto se materializará en nuestras pantallas a través de un plano general en vista cenital. Podéis verlo en el minuto 1:40-1:42 del tráiler oficial que comparto a continuación.

Por eso, la sucesión de planos y las angulaciones que se van contemplando mientras el mar se va tragando las vidas de estos seres humanos sin fuerzas y los socorristas abatidos y desanimados de tantísimas vidas que saben que van a perder, harán que el espectador no pueda evitar llorar a lágrima viva. El mar se va quedando con adultos y con niños, con ilusiones que se mueren en el camino, mientras las mafias engordan sus cuentas a costas del sufrimiento, de la sangre y el dolor de las familias o de personas que lo han perdido todo.

Así pues, desde el punto de vista audiovisual, aparte de lo anteriormente comentado, no se puede obviar que los colores que se dejan ver en este film no dejan de ser prácticamente oscuros, más bien grisáceos, tanto en tonalidades de los vestuarios que porta la mayoría de personajes, en el mar, en elementos de las playas, en los vehículos y espacios por los cuales transitan los supervivientes y los socorristas. Sin olvidar la oscuridad de los espacios exteriores durante las noches, que llevan a pensar que el mar esconde tanto secretos como vidas que difícilmente serán encontradas. Además, los numerosos planos cenitales y a ras del mar, así como los movimientos de cámara tan sinuosos en circunstancias acuáticas, en las cuales resulta palpable que los protagonistas se quedan sin aliento, el espectador logra ser partícipe de la situación por el realismo y la viveza que comprende.

Dolor y un contexto dramático de gran impacto, pero el espectador logra dibujar una sonrisa cuando descubre que esa madre se reencuentra con su hijo cuando ya lo daba por fallecido. Una pequeña alegría dentro de esta tragedia humanitaria que nos hace pensar que el esfuerzo de buscar, acudir presa y vivir en la pena, mereció la pena, al menos por su parte.

En definitiva, aquí encontramos una película que nos hace reflexionar sobre la empatía, la inocencia e ingenuidad, el sufrimiento, la trata de personas, la esclavitud, los campos de refugiados, de cómo los gobiernos y nuestras instituciones europeas gestionan tan mal la inmigración y se pierden tantas vidas en nuestro mar Mediterráneo.

Os animo a verla y me escribáis en los comentarios.

Un saludo y feliz verano, amigxs.