A la hora de opinar sobre una película, podemos tener en cuenta muchos aspectos formales de la misma. Mucha gente piensa que su criterio es el único o el mejor. Pero ¿Por qué para unos una buena película es “Crepúsculo” o “El señor de los anillos”, y para otros “Fresas Salvajes” o “Vértigo”?
Cada espectador busca unas cosas diferentes en una historia. Podemos pensar que la preferencia personal es la única base para juzgar la calidad de una obra cinematográfica. Sin embargo cada espectador se basa en unos criterios diferentes a la hora de opinar sobre lo que verdaderamente piensa que es una buena película.
Algunas personas valoran las películas a partir de criterios “realistas” considerando que una película es buena si se ajusta a su visión de la realidad. Los aficionados a la historia militar podrían juzgar un film basándose en el hecho de que en las escenas de batalla se utilice o no un armamento adecuado desde el punto de vista histórico; la narración, el montaje, el sonido, la interpretación y el estilo visual de la película podrían tener poco interés para ellos.
Los espectadores pueden servirse de criterios morales para valorar las historias. Sin embargo esta forma no es totalmente objetiva. El cine se considera, entre otras muchas cosas, un arte, el arte es subjetivo, y cada espectador considera una obra de arte un determinado tipo de historia. Y por tanto, cada espectador valora la significación global de una película de una forma determinada y diferente en función de los gustos.
Se puede considerar que una película es buena por su visión general de la vida, su deseo de mostrar puntos de vista opuestos o su alcance emocional. Todo ello varía en función del tipo de espectador.
Algunos criterios en los que se debe basar el analista y el crítico cinematográfico para valorar una película son la coherencia, la complejidad, la originalidad. Una película original no quiere decir que sea mejor o peor que otra que no tiene tanta originalidad, sino que debe considerarse diferente y juzgarse por su forma y contenido, no sobre lo que opinamos de ese tipo de director o actor.
Por esto, no puede juzgarse ni valorarse igual una película comercial de una película independiente. No porque una sea mejor que otra, sino porque cada una va dirigida a un tipo de público que busca conceptos diferentes en una historia.
Hay quien piensa que las películas de Woody Allen son bazofia y otros piensan que “Pretty Woman” es genial. Una no es mejor que la otra. Simplemente una va dirigida a un público independiente y otra va dirigida a un público general que quiere soñar un rato.
Hay un cine que está hecho para venderse al gran público y otro cine que está hecho para consumirse a pequeña escala, dirigido a analistas, investigadores cinematográficos que ven en una película algo más allá del simple argumento, o bien aficionados que buscan algo más que un argumento. Cada espectador considera arte unas películas distintas. Unos piensan que el cine es un negocio y otros que el cine es un arte. Pero en definitiva, ¿Qué es el arte? ¿Qué es el cine-arte? ¿Hay algo escrito sobre lo que se considera arte o lo que se considera no-arte? El arte es subjetivo. No hay nada escrito. El arte es un libro de gustos que está en blanco y cada uno rellena en función de sus opiniones. Como dijo un profesor de una asignatura del Máster en Cinematografía: “Hay veces que uno pregunta a otra persona si una película es buena o mala. Y si es mala no ir a verla. Al contrario, si dicen que es mala, hay que ir a verla, para ver por qué es tan mala”.
Según los análisis, hay obras más buenas y obras no tan buenas en función de sus aspectos formales, técnicos y estéticos, pero al fin y al cabo, toda obra requiere un grupo de personal técnico, humano, económico, que se esfuerza y sacrifica por dar lo mejor de sí mismo a un público que busca evadirse, soñar y encontrar puntos de estudio/reflexión.
Parte de esta información está contenida en el libro:
BORDWELL, D., y THOMPSON, K. (1995): El arte cinematográfico. Paidós Comunicación. Barcelona.